Se trata del informe «Efectos del COVID-19 sobre la pobreza infantil y la desigualdad en Argentina» que el organismo elaboró basandose en estimaciones de la caída del PBI y de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec.

El Unicef pronosticó que para fines de 2020, unos 756.000 niños, niñas y adolescentes (NNYA) de Argentina habrán caído en situación de pobreza en el país, en comparación al último semestre del año anterior, como consecuencia de la pandemia de coronavirus.

Según el informe «Efectos del COVID-19 sobre la pobreza infantil y la desigualdad en Argentina», elaborado a partir de las estimaciones de caída del PBI y de la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la pobreza infantil monetaria en Argentina, que en el segundo semestre de 2019 afectaba al 53 por ciento de los NNYA, en mismo período de este año podría llegar al 58,6 por ciento; mientras que la pobreza extrema pasaría del 14,1 al 16,3 por ciento.

En el marco de una teleconferencia de prensa de la que participó una treintena de periodistas de todo el país, la representante de Unicef en Argentina, Luisa Brumana, afirmó que «la idea es saber lo que está pasando y pensar en lo que va a pasar con NNYA en el país, para informar las decisiones y concientizar a toda la población».

El estudio plantea que, de cumplirse una caída del PBI esperada de 5,7 puntos, la cantidad de NNYA pobres pasaría de 7 millones en 2019 a 7,7 millones, mientras que los niños que vivcen situación de pobreza extrema aumentarían de 1,8 a 2,1 millones.

«Dentro de los más de 700 mil niños adicionales que entrarían en una situación de pobreza, 400.000 residirán en hogares que no cubren una canasta básica alimentaria, es decir, la peor de las situaciones en términos de bienestar y de respeto a sus derechos», aseguró el especialista en Inclusión Social de Unicef, Sebastian Waisgrais.

«Con relación a las regiones, el NOA y el Gran Buenos Aires son aquellas donde la incidencia del aumento de la pobreza es mayor», precisó.
En este sentido, el estudio sostiene que si la vivienda está localizada en una villa o en barrios populares, la pobreza alcanzará a fines de 2020 a 9 de cada 10 niñas y niños, mientras que a fines de 2019 afectaba a 7 de cada 10.

«El COVID-19 impacta con más fuerza en las poblaciones vulnerables, amplía las brechas de inequidad que ya había en el país y aumenta los niveles de pobreza entre NNYA, las víctimas ocultas de la pandemia», señaló Brumana.

En este punto, Unicef recordó que el Estado destina 2 puntos del PIB a mitigar los efectos de la pobreza monetaria mediante programas de transferencias directas a familias con NNyA, y que el presupuesto social asignado a la pandemia se incrementó de 514 a 650 mil millones de pesos.

Finalmente, UNICEF planteó tres recomendaciones: aumentar el poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo (AUH); ampliar la base de los programas de protección social -como la AUH, la Asignación por Embarazo y la Tarjeta Alimentar- y eliminar las condicionalidades; e implementar políticas específicas para atender a las poblaciones con múltiples vulnerabilidades.

«Proponemos que se extienda al menos hasta el fin de 2020 el cobro del bono extraordinario de 3.103 pesos para los titulares de la AUH y la asignación por embarazo: así los NNYA que están en pobreza extrema la podrán superar, con una inversión de sólo el 0,25% del PBI», dijo Olga Isaza, representante adjunta de Unicef.