La Selección Argentina de Hockey Femenino obtuvo el segundo lugar tras caer 3 a 1 con su par de Países Bajos en la final del certamen.

El seleccionado de hockey femenino ayer perdió la final olímpica ante Países Bajos por 3 a 1 y se quedó con la medalla de Plata, la sexta que logra el hockey argentino en los últimos seis Juegos Olímpicos.

De esta forma, el hockey se convirtió en el deporte que más medallas le aportó al país en JJ.OO. a lo largo de su historia. Fueron dos de plata y tres de bronce en la historia.

En el último partido de la competición, Noel Barrionuevo pasó al medio de la defensa y Valentina Raposo, a la derecha; en el medio apareció Rocio Sánchez Moccia en lugar de Eugenia Trinchinetti y ésta, habitual volante por la derecha, arrancó de centrodelantera. A pesar de este intento de buscar algo diferente, Países Bajos fue una tromba desde ese mismo arranque. Ahogó al seleccionado en su propio círculo con sus jugadoras paradas bien adelante, con mucha gente dispuesta en una clara posición ofensiva. Argentina no tocaba la bocha y a los 4 minutos llegó al primer corner corto. Arrastró Van Maasaker y el travesaño le negó la chance. La primera, la más clara de ese primer cuarto.

Las argentinas buscaban presionar con su centrodelantero y los wines parados más atrás; las neerlandesas generaban que la bocha fuera hacia los laterales y ahí ejercían una presión infernal para recuperarla. El seleccionado recién tuvo su chance en ese parcial cuando Albertarrio, encerrada sobre la izquierda, cedió a Sauze y el pase a la tucumana encontró en el área a Retegui, que no alcanzó a conectarla bien. Países Bajos era pura rotación y un dominio de posesión cercano al 70 por ciento. Tuvo una más en el cierre del primer parcial cuando De Goede se la pasó a Verschoor, quien le ganó la pulseada a Gorzelany pero su disparo resultó desviado.

En el segundo cuarto la historia siguió similar, con el despliegue fenomenal de las neerlandesas, con las argentinas sin poder tocar la bocha y con un dominio absoluto que al fin se reflejó en el marcador cuando a los 23 minutos Margot van Geffen desvió un corto de Matla y puso el 1-0. Desde ese momento empezó un lapso de seis minutos en los que Países Bajos al fin concretó todo lo que había insinuado. Y siempre con el fijo. A los 26 y a los 29 fue la propia Caia van Maasaker la que vulneró a Succi. Primero arrastrando hacia la izquierda de la arquera y luego hacia la derecha mostrando una amplia variedad de recursos. 3-0 y en algún momento pareció final juzgada. Hasta que a sólo un segundo del final María José Granatto desbordó a van Maasaker por la derecha y la infracción de la goleadora motivó el primer corto argentino. Era importante convertir para recuperar la confianza. Y Agustina Gorzelany no falló. La bocha se escurrió entre los pads de Koning y se fueron al descanso 3-1. Y con 30 minutos por delante para que Argentina pudiera cambiar la historia.

El complemento arrancó sin tanto vértigo. Y hasta con Argentina con un mayor contacto con la bocha aunque sin poder llevar peligro al área. Hubo un par de intentos de Merino y María José Granatto, pero las corridas de ambas delanteras no tuvieron éxito. El grito de «jueguen, jueguen» se escuchó desde el banco. El seleccionado ganaba en la posesión, pero no tenía profundidad. Esa agresividad sí la tuvo Países Bajos cuando de la nada, a los 9 minutos, sacó una chance inmejorable para poner el cuarto. Welten le dio un pase gol delicioso a Verschoor entre las defensoras y la delantera quedó cara a cara con Succi. La arquera se hizo inmensa y logró rechazar. Esa jugada le bajó la tensión a las argentinas, que no encontró asociaciones en sus jugadoras y terminaron el parcial apuradas y sin la bocha.

Argentina volvió a salir decidido en el último parcial. Una gran combinación entre Sánchez Moccia y Alonso por el sector izquierdo motivó el segundo fijo a los 16 minutos. El primer intento de Gorzelany pegó en el pie de Welten. Y en el segundo hubo pelota alta de la defensora en su intento de arrastrada ante la salidora neerlandesa.

Fue la última. Se escapó esa última posibilidad porque después no hubo situaciones de peligro ante un adversario superior que ratificó su supremacía de los últimos años. Además, Países Bajos jugó un torneo perfecto, ganando todo lo que jugó, con 29 goles a favor y apenas cuatro en contra.