«Yo ya no estaba en la gestión», dijo el ex secretario de Salud quien explicó que en 2016 se decidió comprar aproximadamente dos millones de dosis adicionales de la antigripal debido al aumento de la demanda pero “afortunadamente no se necesitaron usar”.
El ex secretario de Salud durante el Gobierno de Mauricio Macri, Adolfo Rubinstein, se desligó ayer de responsabilidad en el hallazgo de los 4 millones de vacunas vencidas en un frigorífico de Buenos Aires al afirmar que el “ya no estaba en la gestión” cuando fueron adquiridas.
En declaraciones a Radio Mitre Córdoba, el ex funcionario explicó que “en el 2016, cuando yo ya no estaba en la gestión del Gobierno de Macri, hubo una gripe estacional muy fuerte por lo que las autoridades sanitarias aumentaron la compra de dosis para tratar de evitar un faltante. La demanda había aumentado porque había mucha circulación viral y se decidió comprar aproximadamente dos millones de dosis adicionales sobre 10 u 11 millones que se compran generalmente. Afortunadamente no se necesitaron usar durante la temporada”, afirmó.
En este sentido, Rubinstein explicó que “la vacuna antigripal se puede usar solamente un año, porque cambian los antígenos. Todos los años se preparan vacunas con las cepas de la temporada de influenza en el hemisferio norte. Algunas de las dosis quedaron como suele ocurrir. Hay que destruirlas, pero el proceso implica una determinada gestión. Es material biológico que no se puede reutilizar”.
Asimismo, aseguró que la actual cartera sanitaria estaba al tanto de la situación y puso en duda la cantidad de dosis informadas por la cartera sanitaria. “No sé si son exactamente cuatro millones, pero lo estamos averiguando. Este Gobierno ya sabía sobre la compra adicional de dos millones de dosis. Hubo sumarios administrativos por esto ante la Sindicatura General de la Nación (Sigen). Además, esto ya ocurrió en 2012 con otras vacunas como la de la Hepatitis B, durante la gestión de Juan Luis Manzur y Carla Vizzotti”, acusó.
Asimismo, el ex funcionario se defendió alegando que “la compra de vacunas es un proceso complejo”. “El Ministerio de Salud de la Nación compra 45 millones de vacunas de forma anual que son distribuidas a cada una de las provincias de acuerdo a sus necesidades. Siempre sobran vacunas. La destrucción es un proceso costoso que requiere presupuesto. Es preferible usar ese presupuesto para gastarlo en compra de vacunas y no destruirlas”.
Finalmente, negó que el depósito se tratar de un frigorífico: “Lo que llaman frigorífico es un centro de almacenamiento que tiene la cartera desde hace muchísimos años”. “No estaban en medio de la carne”, concluyó.