El acusado le asignó a un adolescente de 15 años tareas rurales a la intemperie, que implicaban el uso de herramientas peligrosas. La jornada laboral se prolongaba por más de diez horas.
La Cámara en lo Criminal y Correccional de 2° Nominación de Río Cuarto condenó a dos años de prisión de ejecución condicional a un productor agropecuario acusado de explotación del trabajo infantil.
El tribunal dio por probado que, durante 10 meses, el imputado le asignó tareas rurales a un adolescente que, en ese momento, tenía 15 años. La víctima trabajaba, aproximadamente, desde las 6 a las 12 y desde las 14 a las 20.30 horas, sin recibir una retribución dineraria. A cambio de la labor del niño, el imputado entregaba “carne” y otros productos a su familia.
Según la acusación, la familia del menor se trasladó en abril de 2016 al establecimiento rural “El Caldén”, ubicado en las inmediaciones de la localidad de Ucacha (provincia de Córdoba), y convino con el propietario del campo, Román Claudio Ardusso, que todos los miembros del grupo familiar prestarían servicios en calidad de empleados, salvo la víctima, quien debía asistir al colegio.
Sin embargo, cuando la familia ya se encontraba desempeñando actividades laborales, le informaron que el menor no podría ir a la escuela ya que no contaban con los medios necesarios para su traslado. Luego, le dijeron a su madre que también el niño debía empezar a trabajar en el campo. Inicialmente, le asignaron tareas de cortador de pasto, trabajos con la desmalezadora y descargar camiones con cargas de algodón y maní, entre otras labores.
Entre abril del año 2016 y enero de 2017, el adolescente fue explotado desde las 6 y terminaba a las 20.30 horas, con un descanso de dos horas al mediodía.
En ese contexto, un miembro del sindicato de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y de la Estiba (UATRE) relevó al adolescente, mientras se encontraba realizando tareas de parquero, fumigación de alambrado y parqueado de casco en el establecimiento. La entidad sindical constató que el trabajo del niño se desarrollaba a la intemperie, que implicaba el uso de herramientas de riesgos y que estaba expuesto olores fueres, polvo y mucho ruido.
Durante un juicio abreviado, el imputado reconoció su responsabilidad.
En la sentencia, el camarista Emilio Andruet señaló que Ardusso se aprovechó económicamente del trabajo infantil del niño, quien al momento del hecho tenía quince años de edad. “Ese aprovechamiento significa abusar de una posición de preeminencia del autor sobre el menor de edad, y la capacidad decisoria de la persona menor de dieciséis años de edad es nula para el derecho laboral, por lo que cualquier forma de trabajo que involucrase a menores de dicho límite etario representa un abuso de dicha posición”, enfatizó el magistrado.