El extitular de la AFI durante el macrismo declaró ante el juez Auge y aseguró que fallaron los mecanismos de control.
El exdirector general de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante el Gobierno de Mauricio Macri, Gustavo Arribas, negó ayer haber ordenado la realización de tareas de espionaje ilegal y explicó que «desgraciadamente» los mecanismos de control «no fueron activados a tiempo», al declarar en la causa en la que es investigado como jefe de una asociación ilícita que habría realizado inteligencia ilegal sobre dirigentes.
Al declarar por videoconferencia ante el juez Juan Pablo Auge y los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide, el ex jefe de los espías aseguró que «nunca ordené la realización de inteligencia ilegal, así como tampoco nunca toleré a sabiendas conductas de estas características«.
En este sentido, el ex funcionario destacó que durante su gestión fortaleció los «mecanismos de control y denuncia para neutralizar» ese tipo de actos «aunque desgraciadamente no fueron activados en tiempo y forma».
«Desempeñé mi cargo con respeto a la ley», aseveró Arribas a la vez que enfatizó que tampoco recibió una orden o pedido de realizar tareas de espionaje ilegal.
Respecto a las declaraciones de los agentes que afirmaron que el espionaje era ordenado desde la cúpula de la AFI, el ex titular de la AFI afirmó: «Después de leer las declaraciones de todas las personas que declararon en la causa y de todos los agentes que lo hicieron también ante la Comisión Bicameral de fiscalización de los Organismos de Inteligencia, ninguno de ellos manifestó haber recibido una orden directa de mi parte para realizar inteligencia ilegal».
Al respecto, Arribas remarcó que no regía para ellos la «obediencia debida» y sin embargo «estos agentes no accionaron de ninguna manera estos mecanismos de control interno aludidos. No recurrieron a la Unidad de Auditoría Interna, no recurrieron a la Dirección Operacional de Contrainteligencia a la cual reportaban, no fueron a la unidad de Asuntos Internos. Tampoco recurrieron a la Justicia ni a la Comisión Bicameral de Organismos de Inteligencia».
Asimismo, cuestionó que «ninguno pidió ser levantado su secreto para poder denunciar» y «nadie pidió una reunión conmigo para contarme lo que estaba sucediendo».
«Si alguna persona actuó ilegítimamente yo lo desconozco, pero debe quedar claro que yo nunca dispuse, promoví ni facilité ningún accionar de esas características«, aseveró Arribas.
Por otra parte, el ex funcionario macrista dijo que recibió “un organismo con serias deficiencias de estructura y organización y con carencia tecnológica y desvinculada totalmente de la comunidad internacional de inteligencia”.
Además, explicó que “era imposible estar en el día a día de la actividad de cada uno” de los 1.800 agentes que integraban el organismo por lo que, “como en cada organismo, existía una división de tareas y delegación de funciones para mayor especialización y autonomía de los agentes”.
“No puedo más que reconocer que la subdirectora general Silvia Majdalani tenía dependencia jerárquica hacia mí como director general. Pero eso no habilita per sé a pensar o puede demostrar que hayamos cometido un delito en contra de la ley de inteligencia”, agregó en otro tramo de su declaración.
Según la investigación, los acusados «conformaron una organización criminal construida desde el propio aparato del Estado central, en especial desde el Poder Ejecutivo Nacional y una de sus dependencias directas, la Agencia Federal de Inteligencia».
Dentro de la estructura de la AFI, la dirección de «esta empresa ilegal provenía principalmente de Gustavo Arribas y de Silvia Majdalani», sostuvieron los Incardona y Eyherabide que, además, indicaron que «se encuentra probado que los agentes tenían una línea de vinculación con otros funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional, específicamente funcionarios dependientes de Presidencia de la Nación, con los que compartían parte del flujo de información producto de estos espionajes».